LA NECESIDAD DE OTRO SISTEMA DE I+D+i EN CANARIAS

En un momento en que vivimos una de las crisis financiera y económica más importante de los últimos tiempos, parece que hay un consenso general respecto a la necesidad de actuar a corto plazo con medidas de choque para paliar los efectos de la crisis frenando la destrucción de empleo y fortaleciendo nuestros sistemas de protección social. Ese mismo consenso existe sobre la necesidad de que al mismo tiempo se vayan poniendo las bases para introducir cambios profundos en nuestro sistema productivo cuyos efectos se verán a medio y largo plazo y que entre otras cosas debe basarse en un impulso de las actividades de I+D+i y la mejora de los procesos de transferencia de la innovación.

Es oportuno, por tanto, reflexionar sobre que sistema de I+D+i tenemos en Canarias y si su configuración actual puede servir para ayudar a introducir esos cambios necesarios en nuestro modelo productivo.

Los principales referentes de la investigación y la innovación en Canarias lo constituyen algunos centros de investigación como el Instituto Tecnológico de Canarias y las propias Universidades Canarias. Ultimamente, ha aparecido un nuevo organismo público, la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información con el objetivo de pilotar la puesta en marcha de un nuevo sistema canario de I+D que al parecer va a estar sustentado en “un sistema de gestión empresarial, contratos programas con la administración vinculados a la consecución de objetivos, retribuciones variables en función de objetivos, indicadores de evaluación y sistema de evaluación externa y un modelo de investigación flexible, potenciando la transferencia tecnológica.”

Sin embargo, mucho nos tememos que los cambios en la arquitectura institucional del sistema no van a abordar los males del mismo, sino por el contrario, lo que en realidad esconden es la consolidación de los poderes fácticos de siempre y una profundización en los males endémicos de la I+D+i en Canarias:

• Centralización de la toma de decisiones.
• Creciente precarización del personal investigador considerado como una virtud para “evitar el que este personal se acomode”.
• Escaso control social de las estrategias y resultados.
• Priorización de las infraestructuras dado su carácter más efectista y con mayor impacto mediático.
• Dependencia de las subvenciones de turno (esta dependencia ha dado lugar a que tengamos más diseñadores de proyectos que investigadores reales).

En consecuencia, consideramos que la actual situación de crisis debería brindarnos la oportunidad de introducir una nueva concepción de lo que debe ser nuestro sistema de I+D+i basado en:

• La consideración como elemento fundamental del sistema de las personas que trabajan en él que requiere el abandono del modelo de precariedad laboral imperante.
• La defensa de un modelo más activo de las políticas públicas de I+D, basadas en el apoyo científico y tecnológico a la resolución de las demandas sociales en los ámbitos de la salud, la educación, la energía, las infraestructuras, etc.
• El control social de las decisiones a través de la participación del personal implicado y de los agentes sociales y económicos en los distintos órganos de participación de los que deben dotarse todas las instituciones partícipes del sistema público de investigación.
• La huida de los resultados inmediatos. En investigación hay que saber esperar para recoger los frutos a medio y largo plazo.

Solo desde el diálogo y la consenso social es posible abordar estos cambios necesarios. Por eso, reclamamos un mayor protagonismo del personal afectado en la construcción de las decisiones correspondientes y que en el actual proceso de concertación social de Canarias entre el Gobierno y los principales agentes sociales y económicos también se aborde este tema.